Friday, February 22, 2013

Cuentos mudos

En estas últimas semanas me he visto afectada de una ligeramente fuertemente montruosa gripe que me ha "agarrado" las vías respiratorias superiores principalmente (hasta hoy, que mi cuerpo ha decidido toser un pulmón, gracias). Entre otras cosas, como consecuencia de esto en un momento perdí completamente la voz hasta el punto de que sólo podía "suspirar aire", dificultando así la comunicación con las personas que me rodean.

Causa mucha gracia, pero a la vez mucha frustración, ver cómo la gente realmente no entiende (o quizás se les olvida) que no puedes hablar, no por gusto, sino porque realmente tienes un impedimento físico momentáneo que te imposibilita hacerlo.

Aquí comparto con ustedes unas cuantas anécdotas de las cosas que calladamente he tenido que vivir/soportar en estos últimos días.

El Dentista.
El pasado Martes tenía cita con el dentista. Había hecho planes para juntarme con unas amigas esa noche (ya la gripe me estaba dando golpes y había comenzado a perder la voz). Llamo a C para confirmarle que nos íbamos a juntar y para ultimar los detalles, pero no la conseguí. Como iba camino al dentista, le mandé un mensaje al móvil diciéndole que nos íbamos a juntar, que hablábamos después y que recordara que iba a estar en el dentista y NO iba a poder tomar llamadas.

Estando con la boca abierta, con los aparatos esos que usan los dentistas para hacer impresiones, ¿adivinen quién me llama? Nada más y nada menos que C. Hago un esfuerzo, tomo el móvil y trato de hacer sonidos guturrales con mi voz que ya estaba en franco deterioro. "¿Aló? ¿Mana? Dime. ¿Aló? ¿Estás en el dentista? ¿Aló? ¿Mana? ¡Dime si estás en el dentista? ¿Aló? ¿Aloooooo? ¿Manaaaa? ¡Que si estás en el dentista! ¡Dimeeee!"

Mi pobre dentista sólo atinó a reirse pues estaba escuchando. Me hizo señas, le pasé el móvil y le dijo que sí, que efectivamente estaba en el dentista y que tenía la boca ocupada, que la llamaría luego.

Eso de guerra avisada no mata soldado como que no funcionó en este caso.

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Mi mamá, que sabe muy bien que no puedo hablar. Me llama por teléfono.

"¿Aló? Yo se que no puedes hablar, pero dime cómo te sientes."

No se ni qué más decir respecto a esto.

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Mis padres le comentan a mi hermano que mi siento mal y que he perdido la voz. Él decide llamarme en la tarde para saber cómo me siento.

Él: "¿Aló? Manita, yo se que no puede hablar. ¿Cómo te sientes?"

Yo: ...

E: ¿Aló? ¿Eny? ¿Que cómo te sientes?

Y: ...

E: "¿Aló? ¿Tú me oyes? ¿Eny?

Y: (haciendo un esfuerzo sobrehumano? "¡No puedo hablar!"

E: ¡Ah, verdad!

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Mi querido hermano nuevamente me llama por teléfono en la noche. Yo estaba trancada en mi habitación, total y completamente podrida, no quería ni abrir los ojos, mucho menos pararme de la cama. Tomo la llamada.

E: "¿Aló, manita? ¿Cómo te sientes?

Y: ...

E: "Mira, voy a subir para llevarte una mebocaína para que se te quite el dolor de garganta."

Y: ... (gritando en mi mente: NOOOOOOOOO. No quiero pararme de la cama, quiero quedarme tirada sufriendo una muerte lenta. NOOOOOOOO.)

Al rato me tocan la puerta. Hago un esfuerzo sobrehumano para pararme y abrir la puerta, pero me toma tiempo. Mi querido y adorado hermano me sigue tocando... Y tocando... Y tocando...

*sigh*

E: "Ay, perdón, no sabía que estabas durmiendo."

Y: ...

*double sigh*

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El cuento de arriba, el primero, el de mi mamá llamándome para ver cómo me sentía, multiplíquenlo por 3.....



Hay que quererlos....

=-)

Thursday, February 21, 2013

El Yate Angelita

Un Sábado cualquiera de hace más de un año, por razones que ahora no recuerdo, en mi casa surgió el tema del "Yate Angelita", el yate de lujo del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina. El tema me llamó mucho la atención y me dio curiosidad en ese momento, así que busqué información del yate en el internet. Grata fue mi sorpresa al descubrir que el yate no sólo existía aún, sino que el mismo ahora pertenecía a una línea de cruceros que llevaba pasajeros por todas partes del mundo. Busqué el itinerario del barco, que ahora viajaba bajo el nombre Sea Cloud y descubrí que visitaba el puerto de Santo Domingo en promedio una vez al año. En aquel momento no tenía viajes planeados para ese año, pero su próxima visita estaba planificada para febrero del 2013. 

Ahí tuve una idea. Sería una sorpresa "chulísima" el poder llevar a mis padres al ver el yate en su próxima visita a nuestra ciudad. Puse una alerta en mi agenda para el día en que tocara puerto. Estaba pautado que llegara aquí el 20 de febrero y que se iría al otro día. Anoté las 6 de la tarde como hora de visita. 

Pasaron los meses y entre las enfermedades y Delta Intur, la vida se nos complicó a todos. Para ser honesta, olvidé un poco el tema (para no decir completamente). Sin embargo, este Lunes pasado me sonó la alarma de la agenda. El yate Angelita llegaría este Miércoles. Entre al website del crucero, pero ya no estaba la información de la fecha de visita pues el crucero ya había iniciado y no estaba disponible. Busqué y busqué, me inscribí en un site para "stalkear" el yate y ver en qué lugar del mundo estaba. Ayer en la mañana por fin se actualizó la información de que el día 19 había salido de Jamaica con destino a Santo Domingo, pero la info tenía un día de atraso. No quería bajar al puerto sin antes estar segura de que efectivamente el yate estaba aquí. A las 6 de la tarde salí juyendo y entre tapones y tapones por fín llegué a la terminal Don Diego, donde tristemente me percaté que el yate no estaba. No les puedo negar que me sentí cual vejiga desinflada. Tomando en consideración el difícil momento por el cual mis padres están pasando, estaba segura de que esta visita les iba a sacar aunque fuera por un momento del tumulto de problemas que los agobia. 

Lo que aparentemente no tomé en consideración fueron los fuertes oleajes de estos días, o quizás el cambio de planes que pueden ocurrir en todo un año.

Esta mañana cuando llegué a la oficina me metí de nuevo en el site para ver por dónde andaba el yate. ¡Oh, sorpresa! ¡Estaba en Santo Domingo! ¡El plan se me iba a dar! De una vez me puse a pensar cómo iba a poder confirmar que efectivamente el barco estaba aquí y a qué hora se iba, pues trasladar a mis padres de la casa al puerto iba a ser casi una odisea. J me dió la idea de llamar a puerto, y luego de buscar un poco conseguí el teléfono de San Soucí. 

Yo: "Si, buenos días señorita. A lo mejor usted me pueda ayudar con una pregunta que tengo. Yo se que en estos días el yate Sea Cloud va a estar aquí..." 

Ella: "En estos días no, el yate llegó esta mañana..." 

Y: "¡Qué bueno! Mire, yo se que es un poco cuesta arriba, pero yo quisiera saber cuándo se va." 

 E: "De verdad no le sabría decir, esa información no la tengo." 

Y: "Mire lo que pasa. Mis padres están ya un poco viejitos y a mí me gustaría mucho llevarlos para que vieran el yate. Le voy a ser honesta, yo tengo esperándolo más de un año. Es un regalo que les tengo a mis padres, pues ellos no lo ven desde hace más de 50 años y se que les agradaría mucho poder verlo." 

E: "Es que no se si está abierto para visitas del público." 

Y: "No, ni siquiera eso. Ellos se conformarían sólo con verlo desde lejos. Lo que pasa es que yo salgo de la oficina a las 6 y no quisiera darme el viaje y que después no esté en el puerto." 

 E: "Mire, deme un segundo que yo le voy a investigar."... (El Dominicano a veces es la cosa "másápera" de la bolita del mundo) "Bueno mi amiga, coja su hora de almuerzo y busque a sus padres porque se va a la 1:30 p.m." 

¿Queeeeee?

Luego de agradecerle la ayuda prestada, llamé de inmediato a mami. 

Yo: "Mira, los quiero a papi y a tí a las 12 listos esperándome abajo. Los voy a llevar a ver una cosa." 

Ella: "¿Una cosa? ¿Quién está aquí? ¿Fulano?" (mi ex) 

Y: "No, mami. No hay nadie aquí. Es que quiero llevarlos a ver una cosa. Tengo un tiempito planeando esto y llegó el día." 

 E: "¿Pero y qué es? ¿Compraste un carro nuevo?" 

Y: "Pero depoldió mami, ¿y con qué fuerza? ¿Te pagaron a tí que yo no se nada? No preguntes más y espérenme a las 12 abajo, ¿ok?" 

E: "Ok." 

A eso de las 12:15 llegué a la casa. Los parentals estaban esperándome abajo, sentados con cara de expectativa. Mami se monta y comienza a cuestionarme. Papi se queda hablando con el electricista y tengo que decirle que se apure, que no quiero que lo que voy a enseñarle se vaya. Mami vuelve y me pregunta si hay alguien aquí. Papi me pregunta si fue que Delta Intur me dió un cheque. Me río y tomamos el elevado de la Kennedy camino al puerto. En el camino siguen con el interrogatorio. Comienzo a hacerles el cuento de la conversación sobre el yate (papi la recordaba perfectamente). Sigo diciéndoles que busque en el internet, que encontré el website, que el yate hacía cruceros, que venía una vez al año al país... 

Y: "Y esa vez al año es hoy... Y eso es lo que quiero enseñarles. La sorpresa es que el yate está aquí hoy y que vamos camino al puerto para que puedan verlo." 

Me faltan palabras, frases, expresiones y fotos para decirles lo contentos que se pusieron. Nunca se hubiesen imaginado que la gran sopresa era que íbamos a ver el yate "Angelita" que estaba anclado en puerto. 

Mientras íbamos llegando la expectativa crecía. Al doblar la curvita de la Avenida del Puerto (Francisco Alberto Caamaño Deñó, el pobre hombre que los oportunistas no dejan morir en paz, pero esa es otra historia) no veíamos nada... Hasta que doblamos la curva y vimos los mástiles...

Señores, el yate es bellísimo e impresionante. Intenté darle una "mente" al vigilante de la puerta para que me dejara pasar a tomarle unas fotos, aunque fuese por un minuto, pero no me dejó, así que tuve que conformarme con verlo desde afuera. Realmente es precioso, majestuoso.

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Papi y yo nos bajamos y estuvimos viéndolo por largo rato mientras mami lo veía desde Vickiana. Nos dijeron que efectivamente zarpaba a la 1:30 pm, así que decidimos quedarnos a verlo hasta tanto se marchara.

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Me asombró sobremanera que esta visita no fuera publicitada. Este velero fue parte de la historia Dominicana y como tal debe ser apreciado. Yo me di a la tarea de explicarle a varias personas que estaban viéndolo cuál era su importancia histórica. Con agrado vi que otra persona estaba en lo mismo que yo (me expresó que había bajado al puerto para ver de cerca ese pedazo de nuestra historia). A la 1:30 pm en punto soltaron las amarras y el remolcador se puso a su lado. El yate avanzó por toda la entrada del puerto y lo seguimos hasta la salida de la boca de San Soucí. 

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 Llegó el momento de despedirnos, pues estaba enfilando hacia el Sur y nosotros íbamos para la casa, pero aún en la distancia podíamos observar su majestuosidad.

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Ya cuando íbamos camino a la casa, les dije a mis padres: "Nada, esa era su sorpresa, espero que les haya gustado... Y si no les gustó fúñanse porque tengo esperando un año para este momento y lo logré." 

De más está decirles que pasamos un tiempo sumamente agradable. I think that just for today, I made their day. Y la sonrisa en sus rostros valió más que mil palabras. 

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 Si quieren leer un poco sobre la historia del yate, hagan click aquí y aquí.