Antes que nada, sorry por haberme perdido, pero he tenido una cantidad de trabajo que ni les cuento.
Esto de los yesos es para mi una postalita repetida. No sé por qué (quizás porque mi vida debe ser entretenida), pero este asunto no es sorpresa ni novedad.
Este es el cuarto yeso que he tenido en mi vida.
Cuando no estoy presa, me andan buscando.
Corría el Verano de 1987. Yo, por estar de mangansona (porque no hay otra palabra para describirlo), a mis 13 años estaba jugando al “Escondido” con mis amiguitos del barrio. El “tani” era una mata que estaba frente a mi casa y yo me había escondido detrás del murito de la galería de mi casa. Para que entiendan un poco, la galería estaba elevada del parqueo del carro de mi mamá a 1 escalón que iba en declive y se convertía un su parte más alta como en 2 escalones. Mi papá estaba sentado con un amigo en par de mecedoras casi al borde de la galería y se estaban bebiendo un refresco. En un momento el “tani” se quedó solo y yo salí “degaritá como la jonda que lleva er diablo” hacia el tani. Le crucé por el medio a mi papá y su amigo y ya casi cuando me iba a tirar para el parqueo me percaté de que había un litro de refresco (1 litro de cristal, porque en esa época no existían los doble litros de plástico) justo al borde. Hice un cálculo rápido, brinqué el litro y aterricé en el parqueo… sobre el tobillo derecho doblado. Como se imaginarán, tobillo roto para mí. Recuerdo que era julio porque cuando mi Polla nació yo estaba dando bolíos por la clínica con el pié enyesado.
Pasa el tiempo y entro al colegio, todavía enyesada. Me quitan el yeso y al tercer día, bajando de la escalera que llevaba a donde estaban los lockers, por estar de necia (porque mi médico, el Dr. Hoffiz, me dijo que lo cogiera suave y que hiciera ejercicios de rehabilitación) pisé en falso (claro, el tobillo estaba todavía “suave”), me fui de boca y me volví a romper el tobillo.
Pasaron los años y estaba en el segundo cuatrimestre de la universidad (1992). Era como marzo o abril, porque faltaban pocos días para Semana Santa. Era Viernes y yo venía bajando las escaleras hablando con Paula, Carlos y Christian, cuando de pronto me falló nuevamente el tobillo y me fui de boca. Me llevaron corriendo para el médico, quien me dijo que me había desgarrado los ligamentos pero que tenía el tobillo muy hinchado y que prefería esperar que pasara el fin de semana para que se me bajara la hinchazón para ponerme el yeso. Ahí surgió el problema: de una clase (“Ciencia Ambiental” y la daba un profesor a quien le decíamos “El Quipe”, junto a su esposa, “El Pastelito”) teníamos programado un viaje a “Los Haitises”. ¡Eso era un bonche seguro! ¿Cómo podía pretender el médico que yo me lo iba a perder? (sí, en esa época yo no estaba muy bien del “cacomén” y mis prioridades todavía no estaban bien definidas). El asunto es que le dije al médico que yo me iba el Domingo para los Haitises, a lo que él me dijo que no me podía ir y que si lo hacía iba a pagar las consecuencias porque el pié se me iba a poner peor. ¿Adivinan lo que hice? ¡Obviamente! ¡Me fui para Los Haitises!
De más está decirles que gocé “el maso” en ese viaje. En esa época no estaba acondicionado como lo está ahora (no había muelle, sólo palos en los cuales uno tenía que balancearse), así que hice malabares en todo el viaje (pero tenía puestas mis botas “Reebok” blancas, dizque para agarrarme el tobillo bien).
Cuando fui el Lunes al médico, nada más de verme el pié me dijo “te fuiste para Los Haitises”. Yo me reí, no le dije nada, y eso me costó 3 semanas adicionales de yeso… ¡pero valió la pena!
Que conste que los yesos nunca me han parado. No dejé de salir (me la pasé brincando en Tops/Euroclub y en Neón, bebiendo en el “Chiringuito”, fui para Puerto Rico con mi mamá y hasta a la playa me fui (¡más incómodo cuando se le mete arena a uno en el yeso!)
Yo creo que el tobillo izquierdo estaba celoso de que el derecho ya había tenido 3 yesos y decidió que él también quería uno… ¡y mamey! No tuve más remedio que complacerlo.
Este es el cuarto yeso que he tenido en mi vida.
Cuando no estoy presa, me andan buscando.
Corría el Verano de 1987. Yo, por estar de mangansona (porque no hay otra palabra para describirlo), a mis 13 años estaba jugando al “Escondido” con mis amiguitos del barrio. El “tani” era una mata que estaba frente a mi casa y yo me había escondido detrás del murito de la galería de mi casa. Para que entiendan un poco, la galería estaba elevada del parqueo del carro de mi mamá a 1 escalón que iba en declive y se convertía un su parte más alta como en 2 escalones. Mi papá estaba sentado con un amigo en par de mecedoras casi al borde de la galería y se estaban bebiendo un refresco. En un momento el “tani” se quedó solo y yo salí “degaritá como la jonda que lleva er diablo” hacia el tani. Le crucé por el medio a mi papá y su amigo y ya casi cuando me iba a tirar para el parqueo me percaté de que había un litro de refresco (1 litro de cristal, porque en esa época no existían los doble litros de plástico) justo al borde. Hice un cálculo rápido, brinqué el litro y aterricé en el parqueo… sobre el tobillo derecho doblado. Como se imaginarán, tobillo roto para mí. Recuerdo que era julio porque cuando mi Polla nació yo estaba dando bolíos por la clínica con el pié enyesado.
Pasa el tiempo y entro al colegio, todavía enyesada. Me quitan el yeso y al tercer día, bajando de la escalera que llevaba a donde estaban los lockers, por estar de necia (porque mi médico, el Dr. Hoffiz, me dijo que lo cogiera suave y que hiciera ejercicios de rehabilitación) pisé en falso (claro, el tobillo estaba todavía “suave”), me fui de boca y me volví a romper el tobillo.
Pasaron los años y estaba en el segundo cuatrimestre de la universidad (1992). Era como marzo o abril, porque faltaban pocos días para Semana Santa. Era Viernes y yo venía bajando las escaleras hablando con Paula, Carlos y Christian, cuando de pronto me falló nuevamente el tobillo y me fui de boca. Me llevaron corriendo para el médico, quien me dijo que me había desgarrado los ligamentos pero que tenía el tobillo muy hinchado y que prefería esperar que pasara el fin de semana para que se me bajara la hinchazón para ponerme el yeso. Ahí surgió el problema: de una clase (“Ciencia Ambiental” y la daba un profesor a quien le decíamos “El Quipe”, junto a su esposa, “El Pastelito”) teníamos programado un viaje a “Los Haitises”. ¡Eso era un bonche seguro! ¿Cómo podía pretender el médico que yo me lo iba a perder? (sí, en esa época yo no estaba muy bien del “cacomén” y mis prioridades todavía no estaban bien definidas). El asunto es que le dije al médico que yo me iba el Domingo para los Haitises, a lo que él me dijo que no me podía ir y que si lo hacía iba a pagar las consecuencias porque el pié se me iba a poner peor. ¿Adivinan lo que hice? ¡Obviamente! ¡Me fui para Los Haitises!
De más está decirles que gocé “el maso” en ese viaje. En esa época no estaba acondicionado como lo está ahora (no había muelle, sólo palos en los cuales uno tenía que balancearse), así que hice malabares en todo el viaje (pero tenía puestas mis botas “Reebok” blancas, dizque para agarrarme el tobillo bien).
Cuando fui el Lunes al médico, nada más de verme el pié me dijo “te fuiste para Los Haitises”. Yo me reí, no le dije nada, y eso me costó 3 semanas adicionales de yeso… ¡pero valió la pena!
Que conste que los yesos nunca me han parado. No dejé de salir (me la pasé brincando en Tops/Euroclub y en Neón, bebiendo en el “Chiringuito”, fui para Puerto Rico con mi mamá y hasta a la playa me fui (¡más incómodo cuando se le mete arena a uno en el yeso!)
Yo creo que el tobillo izquierdo estaba celoso de que el derecho ya había tenido 3 yesos y decidió que él también quería uno… ¡y mamey! No tuve más remedio que complacerlo.
6 comments:
Bracuta...
Cuidate mucho ese tobillo por favor!
Te queremos
David
Los yesos son tan incomodos, pesan muchisimo, pican y demás.
4... no te pongas en la fila para hacer récords... Esperando tu recuperación desde este lado.
Que risa Eny! Cuando mencionaste al quipe, me acorde de toda la lucha que cogi con el en la materia de preparacion de la tesis. Y acabo de darme cuenta que la esposa tenia 2 apodos, tu dices el pastelito, y el grupo de mi curso le deciamos la croqueta... Hay que ver que estabamos locos jajajajaj!!! Cuanta osadia en esa epoca, mira que irse con ese tobillo enfermo para los haitises... nunca he tenido yeso, pero en tu lugar hubiera hecho lo mismo BONCHE Y GOZADERA NO MATTER WHAT.
Bueno, que te sigas mejorando, y sobre todo posteando.
Hasta pronto,
How are you feeling? This is what happens when yo drink too much Presidente :o)
I hope you get better soon
te deseo una pronta recuperacion!!
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