Como alguno de ustedes saben, Loli se casa el Sabado. Entre cosas y cosas, ayer las mujeres de la ofi hicimos nuestra cita con ella para compartir un momento, como una mini despedida decente. El asunto es que Pao y yo salimos de la oficina para hacer una diligencia y después pasar a buscar a Loli por su casa.
Cuando terminamos la diligencia la llamamos para pasarla a buscar, pero todavía no estaba lista. Como andábamos por la zona de su casa, decidimos hacer tiempo y bebernos una “frescosa”. Nos paramos en un colmado y las compramos. Nos montamos en la jeepiopeta. Cuando estaba al punto de prenderla, recordé el asunto ese de que no se puede transitar por las calles con bebidas alcohólicas abiertas en el carro y mucho menos consumirlas, así que nos bajamos y nos sentamos en un murito en el colmado a bebernos nuestras “verdosas” (¡si mi madre me hubiese visto!).
En el colmado había un militar que nos preguntó si teníamos problemas con el carro, pero le dijimos que no, que era simplemente cumpliendo la ley., a lo cual él nos respondió que eso no importaba, que no le diéramos mente y que simplemente no bajáramos los vidrios y que mantuviésemos las botellas abajo. Yo, toda correcta, dije que no, que la ley era la ley y que había que cumplirla.
El cuadro era muy simpático: Pao y yo sentadas en el murito como 2 “tigueras”, con las piernas cuasi-abiertas (como cuando uno se come un hot dog con muchos “powers” y no quiere ensuciarse). En eso estábamos riéndonos de nosotras mismas, cuando del colmado salió un tipo, medio flacucho, acabado, mayrocito, y nos puso conversación.
El: “Así es que a mí me gustan las mujeres”
Yo: “¿Cómo así?”
E: “Así, como ustedes, auténticas, que se quisieron beber una cerveza, vinieron al colmado y la compraron, y se sentaron en el murito a bebérsela.”
Y: “¿Y eso que tiene de raro? ¿No será que lo que a usted le choca es que no estemos con par de hombres y que simplemente nosotras podemos pasarla bien sin necesidad de compañía masculina?”
E: “Si. Es que ustedes se ven bien ahí. Como que la están pasando bien sin necesidad de más nadie y sin importarles nada.”
E: “Ah, bueno…”
El tipo se movió y Pao y yo comentamos entre nosotras lo mente cerrada que pueden ser los hombres en este país. Después seguimos hablando disparates y gozando la noche. Al rato vuelve el tipo y nos dice que si queremos, adentro hay sillitas para que estemos más cómodas. El tipo sigue y le dice a Pao que su “colorcito” gusta, que es muy bonita y yada yada yada. De verdad, el tipo estaba como medio “weird”, como cuando una siente una vibra medio “psycho” de alguien. En eso yo me paro a buscar algo en la jeepioneta y oigo el móvil de Pao sonando (que lo había dejado adentro). Era Loli, quien nos estaba llamando para decirnos que estaba lista y que podíamos pasar a recogerla. Veo que Pao se ríe, le digo buenas noches a todos los que estaban ahí y nos montamos en el carro.
Me cuenta Pao ya en el carro que cuando yo cogí la llamada el tipo le siguió hablando:
El: “Mira, ¿no te gustaría darme tu número de móvil para yo llamarte?”
Pao: “No, gracias.”
E: “Pero es que tu móvil es tan lindo…” (WTF).
P: “No, gracias”… y se montó “juyendo” en la jeepioneta.
De más está decirles que nos pasamos gran parte de la noche riéndonos del psycho del colmado.
Nada más hay que estar vivo para ver cosas...
Cuando terminamos la diligencia la llamamos para pasarla a buscar, pero todavía no estaba lista. Como andábamos por la zona de su casa, decidimos hacer tiempo y bebernos una “frescosa”. Nos paramos en un colmado y las compramos. Nos montamos en la jeepiopeta. Cuando estaba al punto de prenderla, recordé el asunto ese de que no se puede transitar por las calles con bebidas alcohólicas abiertas en el carro y mucho menos consumirlas, así que nos bajamos y nos sentamos en un murito en el colmado a bebernos nuestras “verdosas” (¡si mi madre me hubiese visto!).
En el colmado había un militar que nos preguntó si teníamos problemas con el carro, pero le dijimos que no, que era simplemente cumpliendo la ley., a lo cual él nos respondió que eso no importaba, que no le diéramos mente y que simplemente no bajáramos los vidrios y que mantuviésemos las botellas abajo. Yo, toda correcta, dije que no, que la ley era la ley y que había que cumplirla.
El cuadro era muy simpático: Pao y yo sentadas en el murito como 2 “tigueras”, con las piernas cuasi-abiertas (como cuando uno se come un hot dog con muchos “powers” y no quiere ensuciarse). En eso estábamos riéndonos de nosotras mismas, cuando del colmado salió un tipo, medio flacucho, acabado, mayrocito, y nos puso conversación.
El: “Así es que a mí me gustan las mujeres”
Yo: “¿Cómo así?”
E: “Así, como ustedes, auténticas, que se quisieron beber una cerveza, vinieron al colmado y la compraron, y se sentaron en el murito a bebérsela.”
Y: “¿Y eso que tiene de raro? ¿No será que lo que a usted le choca es que no estemos con par de hombres y que simplemente nosotras podemos pasarla bien sin necesidad de compañía masculina?”
E: “Si. Es que ustedes se ven bien ahí. Como que la están pasando bien sin necesidad de más nadie y sin importarles nada.”
E: “Ah, bueno…”
El tipo se movió y Pao y yo comentamos entre nosotras lo mente cerrada que pueden ser los hombres en este país. Después seguimos hablando disparates y gozando la noche. Al rato vuelve el tipo y nos dice que si queremos, adentro hay sillitas para que estemos más cómodas. El tipo sigue y le dice a Pao que su “colorcito” gusta, que es muy bonita y yada yada yada. De verdad, el tipo estaba como medio “weird”, como cuando una siente una vibra medio “psycho” de alguien. En eso yo me paro a buscar algo en la jeepioneta y oigo el móvil de Pao sonando (que lo había dejado adentro). Era Loli, quien nos estaba llamando para decirnos que estaba lista y que podíamos pasar a recogerla. Veo que Pao se ríe, le digo buenas noches a todos los que estaban ahí y nos montamos en el carro.
Me cuenta Pao ya en el carro que cuando yo cogí la llamada el tipo le siguió hablando:
El: “Mira, ¿no te gustaría darme tu número de móvil para yo llamarte?”
Pao: “No, gracias.”
E: “Pero es que tu móvil es tan lindo…” (WTF).
P: “No, gracias”… y se montó “juyendo” en la jeepioneta.
De más está decirles que nos pasamos gran parte de la noche riéndonos del psycho del colmado.
Nada más hay que estar vivo para ver cosas...
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