Thursday, April 30, 2009

Yo creo (Parte 1)

Era el Jueves 21 de enero de 1999.
Era el día de la Virgen de la Altagracia (día de mi santo porque mi nombre completo es Bracuta Tatica) y mis padres había decidido ir a misa para celebrar la ocasión. También querían ir porque en pocos días iban a operarme de la columna y estoy segura que estaban muy nerviosos.

Trabajosamente logré montarme en el carro, ya tenía mucho tiempo incapacitada y no lograba incorporarme o trasladarme; me pasaba todo el tiempo en el piso. Sin embargo extrañamente ese día tuve fuerzas para moverme. Papi tomó rumbo hacia la Zona Colonial. Yo iba pensando que era una idea tonta pues de seguro todas las iglesias iban a estar reventándose, pero me sentía tan mal que ni siquiera tenía fuerzas para pelear. Pasamos frente a la Iglesia de la Altagracia pero estaba llena. Papi propuso entonces ir a la Catedral y enfiló hacia allá.

Día de la Altagracia. Misa del medio día. Era lógico que NO íbamos a consegir parqueo.
Cruzando por la Isabel la Católica, casi frente al Colgio de Abogados, frente a la entrada de la Catedral, papi encontró parqueo.

Me arrastré como pude al interior de la iglesia. Dicho y hecho, el recinto estaba lleno. De pronto una persona nos hizo señas a mi mamá y a mí: había asientos. Las dos nos sentamos juntas mientras papi y tía Loly se sentaron por otro sitio.

Oramos fuerte. Yo oré por la salud de mi mamá; hacía pocos meses le habían descubierto cáncer y hacía pocos días había pasado por su tercera operación, de la cual todavía estábamos esperando los resultados. Estoy segura que mi mamá oraba por mí; ya tenía años sufriendo de dolores en la espalda y mi situación había llegado a estado crítico. El médico había intentado por todos los medios no operarme, pero ya era imposible alargar más la operación. Tan mal estaba que el médico tenía miedo que los daños que había sufrido fueran irreversibles.

No pude pararme en toda la misa, estaba doblada del dolor en mi asiento. Me llevaron hasta la comunión. Al momento de terminar la misa mami decidió que esperásemos a que se levantara el tumulto y se despejara un poco el camino para evitar tropiezos y no entorpercer el camino. Total, me iba a tomar como 15 minutos llegar al carro. En un momento, mientras veía hacia el piso, vi unas piernas que se acercaron. Levanté un poco la cara y ví a una señora vestida de blanco y negro. Se acercó a mi mamá y hacía mí y nos dijo lo siguiente:

"El Señor me ha elegido para que les diga que las quiere y que no se preocupen. Señora, usted se va a sanar por completo de esa enfermedad y su hija va a salir bien de la operación porque así El lo ha decidido. Ustedes son sus hijas predilectas y El las ama. No teman, ustedes serán sanas por su Gracias infinita.'

Yo sentí que me bajaba corriente por la espalda. No atine a verle la cara a la señora y mi mamá tampoco. Cuando reaccionamos la señora se había perdido entre el tumulto. Mi papá y mi tía, que venían hacia nosotras, no vieron a la señora hablándonos ni se dieron cuenta de nada; sólo mami y yo la vimos.

10 años después mami está libre de cancer y yo camino como si nunca me hubiera pasado algo (aunque tengo mis pleitos con mi espalda de vez en cuando).

Creo en el Señor, no sólo por Fe ciega; el Señor se ha manifestado en mí y en mi familia no sólo de forma espiritual sino también de forma física.

Nunca necesité que el Señor me enviara un Angel para creer en El, pero lo ha hecho para demostrarme cuán infinito es su amor hacia mi.

4 comments:

Mafalda&Libertad said...

Maravillosa tu experiencia, gracias por compartirla. Los seres humanos necesitamos testimonios como este para mantener la fé viva, los que creen y para que los que aún dudan, sepan que existe algo superior a nosotros que llamamos Dios.

Anonymous said...

Un hermoso testimonio.

Geovanni Pastrano

Winni Mabel Queliz said...

Precioso, no puedo evitar las lagrimas... Que hermoso testimonio!
Dios es grande y fuerte.. Y tiene formas misteriosas de manifestarse...

Laura E. said...

Gloria a Dios! :D
y gracias a tí por compartir tu testimonio.