Nota histórica: El primer Emperador de China, Qin Shi Huang(de la dinastía Qing, que se pronuncia Chin) y quien es conocido como quien unificó China, era un señor un poco “excéntrico”, para no decir otra cosa. Entre otras cosas, este señor fue el primero que comenzó con la construcción de la Gran Muralla. Una historia que me pareció muy linda de las cosas de este señor fue la siguiente:
(les aclaro que estos son hechos no confirmados, sólo transmito la información dada por Clitina y no puedo asegurar la veracidad de las misma)
Resulta ser que un día a este señor se le metió en la cabeza que él quería vivir para siempre. Para esto, llamó a uno de sus asesores y le encomendó salir por el mundo en busca del elixir de la vida. Este último le dijo que no había problema y le pidió que le diera provisiones para su viaje (militares, comida, “dinero”, barcos… y 300 niños). Me imagino que ustedes se quedaron igual que yo cuando me mencionaron los 300 niños… ¿y entonces? Resulta ser que este asesor no era para nada bruto; él sabía que el elixir de la vida no existía pero también sabía que no había forma de negarse a las peticiones del Emperador y si volvía sin el famoso elixir lo que menos podía pasarle era que el Emperador lo iba a mandar a matar. Pues bien, este señor tomó todas sus provisiones, incluyendo sus 300 niños, y se fue navegando hasta encontrar una isla desierta, donde se quedó (he ahí el motivo por el cual había pedido tantos niños) para fundar una nueva sociedad, que es lo que hoy conocemos como Japónit.
Eso si, no le digan esto a un Japonés porque se quilla (sorry Princesa, eso fue lo que me dijeron).
Siguiendo con la historia, ustedes saben que esos grandes Emperadores, Reyes y Faraones se pasaban la mitad de sus vidas planeando su muerte y por consiguiente el lugar donde los iban a enterrar. Al Emperador Qin se le metió en la cabeza que cuando el muriera quería que enterraran a su ejército con él para que lo protegieran en el más allá (les dije que era excéntrico). Luego de mucho debatir, sus asesores lo convencieron de que no era necesario enterrar a todo un ejército (por cierto, era vivos que los quería enterrar) y que sólo bastaba con enterrar réplicas de sus soldados, que se encargarían de protegerlo luego de su muerte.
Gracias a Dios el Emperador tuvo un momento de claridad y aceptó la idea de sus asesores. Mandó a construir réplicas exactas de todos y cada uno de sus soldados (incluyendo los caballos) en terracota. Miles y miles. Cuando digo réplicas exactas eso es lo que quiero decir; ninguna estatua es igual a otra, todas tienen características diferentes, rasgos diferentes, vestuarios diferentes…
De ahí los Soldados de Terracota.
Al morir el Emperador lo enterraron en el medio de su ejército. A la fecha todavía no se ha podido llegar a su tumba pues para evitar saqueos en ella hay una conjunción de químicos tal que si se llega a abrir hoy, todo lo que en ella está sería inservible. Al sol de hoy, los científicos están trabajando en la fórmula para evitar daños a la tumba y a lo que en ella se encuentra y quizás algún día le tecnología llegue al punto en que les permita entrar a la tumba sin mayores consecuencias.
Un punto interesante es que cuando terminaron de construir la tumba, mataron a todos aquellos que en ella habían trabajado para poder conservar el secreto. No fue sino hasta Siglos después, a mediados de los 70, cuando un campesino excavando para hacer un pozo encontró restos de terracota y de ahí se hizo el gran descubrimiento.
En la fosa #1
Una nota triste/jocosa. Aunque los soldados están ahí, nadie que no esté autorizado puede acercárseles o ponerles la mano (imagínense 2 millones de personas poniéndoles la mano… estarían destruidos). Antes permitían que grandes dignatarios bajaran a las excavaciones y tocaran las estatuas, pero hace unos años Bill Clinton estaba de visita y de pronto puso su mano en la cola de uno de los caballos… y la cola se desprendió. ¡Ustedes se imaginan qué vergüenza! A partir de ahí, sólo las personas que trabajan en las excavaciones y los curadores tienen acceso a los mismos.
I did not break that horse's tail!
El caballo "descolado" por Clinton
El espectáculo de música China
La Puerta Sur
La Torre de la Campana
El Edificio Flecha
Papi y mami a la entrada del Museo de Xi'an
La Torre de Tambor
En la Pagoda del Ganso Salvaje
El espectáculo de sonido y luces