Todo el que ha viajado sabe de lo que estoy hablando. El que sale fuera del país o de la ciudad donde vive, obligatoriamente tiene que llevarle algo al que se queda. Eso es ya algo implícito en nuestra cultura. Si uno llega de viaje y no le lleva algo al esposo, hijo, amigo, vecino o al que trabaja en la casa, de una vez ponen una “carota” y de alguna manera le hacen a uno ver su descontento.
Los más confianzudos se atreven a pedir. “Tráeme un par de tennis,” “tráeme unos jeans,” “tráeme un pintalabios.” Lo que caracteriza a la mayoría de estos últimos es que piden, pero no dan con qué comprar el encargo.
A mí me han pedido muchas cosas raras cuando salgo de viajes. Una que nunca pude conseguir fue un poster de Albert Einstein (go figure).
Y a ustedes, ¿qué les han pedido?
Los más confianzudos se atreven a pedir. “Tráeme un par de tennis,” “tráeme unos jeans,” “tráeme un pintalabios.” Lo que caracteriza a la mayoría de estos últimos es que piden, pero no dan con qué comprar el encargo.
A mí me han pedido muchas cosas raras cuando salgo de viajes. Una que nunca pude conseguir fue un poster de Albert Einstein (go figure).
Y a ustedes, ¿qué les han pedido?
2 comments:
dulce de cereza!
hahahahahaha.. y eso me costo una sena para dos... en un restaurante de Sushi... Muy buena la comida y sobre todo el dulce de cereza...
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