Wednesday, December 21, 2005

I Love Mao

Allá por la época en que era esclava de una de las oficinas de abogados más renombradas de esta ciudad, me tocó participar en un caso que se estaba ventilando en la vecina Provincia de Valverde.
Aclaración: la ciudad de Mao NO SE LLAMA Valverde Mao. Valverde es la Provincia, Mao es la ciudad.
En primer grado, el expediente fue conocido en el Juzgado de Paz de Esperanza, Valverde. Cada vez que teníamos audiencia, Ada (mi amiga y compañera de trabajo) y yo nos levantábamos a las 3 de la mañana y a las 4 ya estábamos en carretera camino a Esperanza, siempre en mi super jeepioneta. Hasta teníamos un CD especial que era el que escuchábamos cada vez que teníamos audiencia (esto era antes del iPod). Salíamos tan temprano para tomar en cuenta el tránsito y cualquier imprevisto en la carretera.
Gracias a Dios que hacíamos esto... Les tengo par de cuentos buenos:
Qué es eso que suena?
Uno de esos días en que teníamos audiencia resultó que mi jeepioneta tenía problemas con la cremallera (el eterno problema). Mi mamá y mi papá estaban negados a que yo "cogiera carretera" en mi jeepeta por esto, y yo estaba negada a irme en la jeepeta de mi mamá (básicamente, como la mía salió tan buena mi mamá se compró una igual, pero más moderna y de otro color, así que irme en la de ella era casi irme en la mía). Hasta bravos nos pusimos porque yo insistía (como buena rocaizquierda) en que yo me iba en mi jeepeta.
El asunto es que cuando esa madrugada me iba de casa pensé no ir a despedirme de ellos (siempre les doy un besito, ya sea cuando llego o cuando salgo), para que no me dijeran que me fuera en la jeepeta de mami. Caminando por el pasillo me dió remordimiento de conciencia (y si me pasaba algo en la carretera y después me quedaba con eso en la mente?), así que decidí despedirme de ellos. Dicho y hecho, desde que abrí la puerta de su cuarto lo primero que me dijeron fue "vete en la nueva." Me tragué mi orgullo cojí la llave, más refunfuñando que otra cosa. Pasé a buscar a Ada y, después de un chocolate caliente, enfilamos rumbo al Norte.
Casi a media hora de camino íbamos entre Villa Altagracia y Bonao, tranquilas conversando. En una curva de pronto comienza a sonar algo. El sonido aumenta, pero la jeepeta sigue estable (íbamos a 180 Km/h), pero decido pararme en el paseo a ver qué era. Entiendan que eran como las 4:30 am, y en esa zona en especial (donde están unos pinos) estaba oscuro como la boca de un lobo y no había una sola casita alrededor. Nos bajamos y, oh sorpresa, la goma trasera del lado izquierdo explotada. Procedo a tratar de cambiar la goma (Ada se tranca porque tiene miedo de que nos asalten), y cuando estoy aflojando el último tornillo, este se corre. Y ahora??? Nada, llamé al seguro, me mandaron una grúa y el tipo rompió el tornillo, nos cambió la goma y seguimos nuestro camino.
De más está decirles que cuando les conté a papi y a mami lo que me había pasado lo único que me dijeron fue "gracias a Dios que nos hiciste caso."

Y por qué no hay gente aquí?
Otro de esos días, íbamos Ada y yo de lo más tranquilas camino a Esperanza. El trayecto de Santiago-Navarrete estaba extrañamente tranquilo y Ada me lo dice. "Ada, es temprano, la gente está durmiendo. Ahí estás tu pensando disparates" fue mi respuesta. Seguimos el trayecto y cuando estamos llegando al cruce Ada me dice que se encuentra muy extraño que no hay carros de venida, sólo de ida. "La gente está durmiendo, te dije ya" volví a decir.
Cuando llegamos al cruce de Navarrete, vemos que hay muchos vehículos y mucha gente parados en la rotonda, pero yo sigo haciendo caso omiso de los comentarios de Ada y entro a Navarrete. La verdad era que no había un solo carro en la carretera y la ciudad parecía un pueblo fantasma. "Tu vez que está pasando algo raro?" me dijo Ada. Ya yo estaba atenta y medio asustada, porque en Navarrete siempre hay mucha gente y como 500 motoristas en la "pista", pero sigo adelante. En el horizonte de pronto se ve como un humo negro y nos comenzamos a asustar de verdad. Ya como en el medio de Navarrete de pronto Ada pega un grito. En una esquina había un tipo con una ametralladora y la cara tapada con un pañuelo. De pronto se arma un tiroteo y salen como 5 tipos más. La policía también de pronto aparece y comienzan también a tirar.
A mí me bajó todo. Lo único que pensé fue en acelerar para salir de ahí. Acelero y de pronto, en el medio de la carretera, de donde venía el humo, había un autobús de una zona franca "prendío en candela". No teníamos para dónde ir!
Ustedes se imagina el espectáculo: Ada dando gritos como una histérica, la guagua "prendía" atravesada en la carretera alante y atrás el tiroteo.
No había de más. Dí una vuelta fuerte en "U", me encaramé por un contén y cruzamos medio a medio al tiroteo, como "la honda que lleva er diablo."
Llegamos sin color a Santiago, donde preguntamos una ruta alterna para llegar a Esperanza. Para que vean lo responsables que somos, llegamos a Esperanza casi 5 minutos antes de que comenzara la audiencia y cumplimos con nuestro trabajo.
Pena que nuestro jefe nunca tomara esto en cuenta....
Tengo varios cuentos más de estos viajes, pero se los haré otro día.

En segundo grado, nos tocó ir a Audiencia a Mao. Como el Palacio de Justicia nuevo lo estaban construyendo, se estaba utilizando el Hotel Caoba (de la época de Trujillo) como Palacio de Justicia Provisional. Las habitaciones del hotel fungían como oficinas. Las audiencias penales eran celebradas donde antes estaba la discoteca. Ya ustedes se imaginan... Allá, haciendo tiempo, siempre desayunábamos en la cafetería de una doña que nos tomó hastá cariño. Nos regalaba aguacates para que los trajéramos a la casa. Ada se daba su volteo de mangú con queso frito y cebollitas y yo me aplicaba mi pepsi con galletitas de soda. Luego de las audiencias hacíamos una parada para que Ada bebiera agua de coco. Eran buenos tiempos.
Ah, por cierto, el caso lo ganamos...
Hoy me tocó ir de nuevo a Esperanza y Mao, por razones de trabajo. Le pasé por al lado del Juzgado de Paz de Esperanza, pasé por donde la doña del desayuno, vi a los coqueros y fui al nuevo Palacio de Justicia de Mao. Está muy lindo, ojalá que lo conserven. La foto que ven arriba es la vista del patio.
Por eso, Yo Amo Mao!

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