Non posso mangiare il pranzo

Desde un tiempo hacia acá he sido una asidua visitante del Pranzo, restaurante ubicado en la Avenida Tiradentes casi esquina Gustavo Mejía Ricart, en Naco. La primera vez que fui fue a una reunión del Apple Users Group y probé unos pita chips deliciosos. Desde allá mismo llamé a Annush (de quien sabía le gustaban los pita chips) para decirle que había encontrado el lugar perfecto para comer uno de sus platos favoritos. Desde ese momento por lo menos dos veces a la semana iba, ya sea con Annush o con otras personas. Aunque el lugar tiene un ligero problema de parqueo, fueron muchas las recomendaciones que dí, mucha la gente que “mandé”, muchas las buenas opiniones sobre el lugar.
Todo hasta ayer.
Después de salir del trabajo fui con Annush, esta vez no para comer pita chips, sino para comer unas pizzas a la leña que hacen con 2 de las 3 B (buena y barata). Llegamos alrededor de las 8, nos sentamos en una mesa de la que nos pararon dizque porque todo el restaurante estaba reservado (los Miercoles son días de 2x1 en pizza) y nos sentaron en otra mesa. Pedimos una pizza y una ensalada caprese. Nos trajeron lo que habíamos ordenado de beber y nos pusimos a hablar en lo que traían la comida.
Es lógico entender que si hay muchas personas en un restaurante la comida se tarde. Ahora bien, también entiendo que hacer una pizza no tiene mucha lógica ni coge mucho tiempo. (coge la masa previamente preparada, dale forma, ponle la salsa, ponle la mozzarella, ponle el perejil, ponle el ajo, ponle los hongos, ponle el maíz y métela en el horno por 12 minutos). Lo mismo pasa con la ensalada caprese (coje la mozzarella y ponla en el plato, coge el tomate y ponlo en el plato, échale el pesto y ponle la decoración). Los minutos pasaban y la comida nada de venir. Mientras tanto llegaba gente y se iba gente y nosotras nada de “pranzear”. Cuando nos vinimos a dar cuenta, ya había pasado una hora y la comida no había venido. Le comenzamos a preguntar al mozo y nos decía que ya estaba saliendo. Pasaron muchos minutos más y ya estábamos molestas. Cuando por fin alguien nos da una respuesta, nos dicen que la comida va a salir en 10 minutos. ¡¿Diez minutos más?!
Les dijimos que cancelaran la orden, que era inconcebible que se tomaran tanto tiempo para preparar algo tan insignificante (ni siquiera la ensalada había salido), que nos dieran la cuenta y que nos buscaran al gerente.
Pasan los minutos y la cuenta nada devenir, y eso que estábamos sentadas al lado de la caja. Cuando por fin viene la cuenta, Annush le dice nuevamente al mozo que desea hablar con el gerente. El señor, muy cortésmente nos dice que el gerente está en el local pero que no está disponible y que no nos puede atender, pero que la comida sí está disponible y que si la queremos es cortesía de la casa, a lo cual declinamos. Mientras tanto, ya yo lo tenía ubicado y sabía que no estaba “no disponible”, lo que estaba era cherchando con para de clientes. Revisamos la cuenta y la ponemos al borde de la mesa.
1 minuto.
2 minutos.
3 minutos.
4 minutos.
5 minutos.
6 minutos.
7 minutos.
8 minutos.
9 minutos.
10 minutos.
Mejor ni sigo contando.
Mientras tanto Annush se iba quillando cada vez más. Logré convencerla de que lo mejor era que yo misma llevara la cuenta, pagáramos y nos fuéramos.
“It’s the principle!”
“Yeah, I completely agree with the principle, but I just wanna leave.”
Llevo la cuenta a la cajera, quien cobra y se para de la caja para llevarnos la devuelta.
Cuando íbamos de salida Annush ubica al gerente/dueño. El tipo muy cortés, muy por abajo, nos ofrece mil disculpas.
Pero ya el daño está hecho.
Lo siento, Pranzo, pero no creo que nos vuelvas a ver.
Nuestro dinero no es cuadrado. Nosotras éramos clientes fijas que arrastramos con nosotras a varias personas.
Si ese es el trato que nos dieron (primero por la tardanza y porque el gerente/dueño se escondió y no nos quiso dar la cara) no era merecido.
Así que ya lo saben. Está en ustedes ir al restaurante, pero particularmente yo no se los recomiendo.